
Nuevos talleres: de escritura para mujeres y de experimentación creativa para niñas, niños y adolescentes
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Cerramos un nuevo taller de escritura creativa para mujeres “Las casas que habitamos”
27/12/2022
“Mi Caja de Secretos” se llamó este taller de experimentación creativa, centrada en la transformación de una caja como excusa y soporte para el proceso de experimentación. Fue una invitación que recibieron y aceptaron más de 20 niños, niñas y adolescentes entre los 6 y los 13 años de edad que llegaron a la sede vecinal nº 20 de Ñuñoa la calurosa tarde del 14 de diciembre.
Esta instancia planteó el desafío de poner la atención en un caja que cada niñ@ debía llevar para transformar (igualmente se les entregaron cajas para quienes no llevaron). Las cajas podían ser del tamaño y de la forma que decidiera cada participante. En el mesón de trabajo se dispusieron diversos materiales creativos. Algunos propios de las clases de arte, tales como pinturas y lápices de todo tipo, plasticinas y papeles de colores, con diseños y texturas diferentes. Todo esto tuvo la finalidad de ofrecer un abanico amplio de posibilidades para transformar una caja y darle un aspecto único y coherente con el estilo y la estética de cada niñ@. De la misma forma, se dispuso material de desecho, como botellas, tapas plásticas, etiquetas, empaques de juguetes y papeles de revistas. Por último, se les ofreció también semillas de árboles que se encuentran habitualmente en el sector.
Con todo este corpus de materialidades diferentes a disposición de los participantes se pretendió abarcar varios objetivos, entre los cuales están:
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- Llamar la atención sobre la cualidad creativa que pueden tener los objetos con los que nos relacionamos diariamente y que tienen meros fines utilitarios.
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- Incentivar la exploración de materiales de arte convencionales mezclados con elementos que no son considerados habitualmente insumos para la creación, en búsqueda de soluciones estéticas nuevas.
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- Crear consciencia sobre la cantidad de material de desecho producido, por ejemplo, en los empaques de juguetes, los que cada vez traen más plástico que no se reutiliza y termina en la basura.
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- Promover el ejercicio de la observación del entorno, ofreciendo elementos de la naturaleza, como semillas y hojas de árboles, para ser usados como materiales de creación.
De esta manera, escogiendo diferentes materiales, los niños, niñas y adolescentes convocados, además de algunos padres y adultos acompañantes, dieron rienda suelta a su creatividad e imaginación, escogiendo diversos caminos para llegar a resultados únicos e inéditos: muchas y diversas “Cajas de secretos”, como cada un@ de sus autor@s.
Como todos los talleres de experimentación creativa que hacemos, se inicia con una “provocación” que incita al participante a actuar. Este pie forzado es mínimo pero efectivo para iniciar el proceso de experimentación. Luego, se observa y se dan mínimas direcciones y siempre que el niñ@ lo pida; se sugieren soluciones y se enfatiza en que no existe el error cuando se está “en proceso”. De hecho, se valoriza el error como una herramienta de aprendizaje que indica lo que no funciona o lo que no gusta. Se les invita a empezar de nuevo con otros materiales o a darle un nuevo vuelco al resultado no satisfactorio.
En las palabras de la diseñadora y facilitadora del taller, Fernanda Fontecilla, “estas son experiencias que invitan a crear por crear, sin tener el imperativo de llegar a un resultado final satisfactorio. Por eso no hay nota ni evaluación de ningún tipo, poniendo en relieve el proceso mismo y la importancia del ensayo y error como práctica creativa. Esto va en la línea de muchas pedagogías creativas como Montessori, Reggio Emilia o Big Pictures Learning, a través de las cuales se reivindica la curiosidad innata de los niñ@s y que van, supuestamente, perdiendo al crecer. Sin embargo, yo no creo que al hacernos adultos debamos ineludiblemente perder esa facultad. Sólo tenemos naturalizada la falta de instancias creativas, lúdicas y en las que podamos simbolizar. Los niñ@s casi siempre están simbolizando su realidad: en sus juegos, cuando se disfrazan, en sus momentos creativos. Y tienen la certeza de que son buenos en eso. Nunca escucharemos que un niño de 5 años se excuse y no quiera dibujar porque “no sabe” ni a una niña coetánea que diga que “no baila”. En cambio, esas son respuestas que dan la mayoría de los adultos. Creo que muchos de los problemas mentales y emocionales que padecemos hoy en día tienen que ver con las mínimas instancias de crear y simbolizar y eso es algo que debiéramos revisar como sociedad”.
Próximamente se anunciará la fecha en la que se reanudarán los talleres de experimentación creativa.